Cambios de humor, alteración de las horas de sueño y fatiga visual, entre los efectos de la llamada contaminación lumínica
No es extraño encontrarse con imágenes de largas avenidas plagadas de farolas sin un solo paseante. O poblaciones coronadas por hongos blancos luminosos fácilmente detectables desde un avión. A ese exceso de luz artificial nocturna que resplandece en el cielo se le conoce como contaminación lumínica.